julio 08, 2025
Desde el Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción se impulsa uno de los proyectos más ambiciosos y estratégicos del sector forestal nacional: el desarrollo de una Plataforma de Ingeniería Genética para especies forestales. Esta iniciativa, en colaboración con Arauco y su filial Bioforest, busca generar genotipos mejorados que permitan a los bosques enfrentar los efectos del cambio climático y mantener su productividad en condiciones cada vez más adversas.
Pero más allá del alcance técnico, el proyecto representa un modelo de colaboración virtuosa entre la academia y el sector productivo, donde la ciencia aplicada, la formación de capital humano y la sustentabilidad se conjugan para construir futuro.
Para la Dra. Ximena Gauché Marchetti, Vicerrectora de Relaciones Institucionales y Vinculación con el Medio de la UdeC, esta alianza es el resultado de una relación construida durante años, y que hoy se proyecta con fuerza hacia nuevos desafíos. “Los problemas actuales del medio ambiente y la sustentabilidad requieren una colaboración activa entre universidad y empresa. Esta plataforma no solo permitirá alcanzar objetivos científicos, sino también formar nuevas generaciones de profesionales preparados para responder a los desafíos del país”, señaló.
En esa misma línea, la Dra. Rosario Castillo, directora del Centro de Biotecnología, destaca que “la investigación que desarrollamos tiene un foco claro: resolver problemas reales de la sociedad y del sector productivo, con un énfasis creciente en la sustentabilidad y la economía circular”.
El proyecto pone énfasis en el desarrollo de genotipos forestales con tolerancia al estrés hídrico y a eventos extremos como heladas, problemas cada vez más frecuentes producto del cambio climático. Para ello, se aplican herramientas de biotecnología avanzada, como la edición génica y la validación funcional de genes en modelos vegetales.
“El gran desafío es lograr árboles más resilientes, capaces de mantener su productividad pese a condiciones adversas. Eso nos permitirá no solo proteger los bosques, sino también garantizar la sustentabilidad de la producción forestal”, explica el Dr. Claudio Balocchi, investigador senior de Bioforest y uno de los líderes del proyecto.
Según el Dr. Balocchi, Chile es referente mundial en genética de pino, destacando que Arauco es probablemente la única empresa que planta casi exclusivamente clones seleccionados. Sin embargo, advierte que la clonación es solo el primer paso: “para enfrentar el futuro, necesitamos integrar ingeniería genética y genómica, y ahí es donde esta alianza se vuelve fundamental”.
Uno de los pilares centrales del proyecto es la formación de capacidades. La Dra. Sofía Valenzuela, directora del Laboratorio de Genómica Forestal del Centro de Biotecnología, señala que “la mirada a largo plazo es generar árboles más productivos en menor superficie, pero también capacitar a las personas que liderarán esta transformación”. Su equipo trabaja en la validación de genes asociados a tolerancia al estrés y en su eventual transferencia a especies forestales de interés.
Desde el ámbito postdoctoral, la Dra. Paula Aguayo enfatiza que “esta colaboración ha sido clave para desarrollar herramientas que hoy permiten plantar genotipos resistentes a heladas, lo cual es crucial para regiones forestales como Biobío”. Además, destaca la importancia de postular a fondos externos para escalar la investigación y asegurar su sostenibilidad.
Sebastián Mandiola, Gerente General en Bioforest, refuerza la visión de que la ciencia debe estar conectada con las necesidades del mercado y la sociedad. “Nuestro aporte está en traducir la investigación en soluciones concretas, que generen valor para las personas, la región y el país. Pero también, en impulsar la educación y las capacidades que hacen posible esa investigación”, asegura.
Para Bioforest, este proyecto no es una excepción, sino parte de una apuesta de largo plazo. “Un proyecto forestal requiere al menos 20 años para ver sus frutos. Son pocas las empresas que están dispuestas a invertir en tiempos tan largos, pero Arauco ha confiado en la ciencia y en este vínculo con la universidad para hacerlo posible”, destaca el Sr. Mandiola.
El caso del Centro de Biotecnología de la UdeC y su alianza con Arauco-Bioforest es un ejemplo concreto de cómo la colaboración entre universidad y empresa puede generar innovación, impacto territorial y sustentabilidad. En un mundo donde el cambio climático reconfigura los límites de lo posible, esta plataforma de ingeniería genética forestal se proyecta como una herramienta clave para construir resiliencia desde el bosque hacia la sociedad.
El desafío ahora es mantener y escalar esta colaboración. Porque como bien lo resume el Dr. Balocchi, “la empresa por sí sola puede avanzar, la academia también; pero cuando ambas trabajan juntas, el impacto es mucho mayor”.